El Ilustre Dieguno es un ladrón de palabras, de colores, de inspiraciones. Se nutre de cosas excepcionales y las rumia silencioso en su hogar holandés. Si el aire acondicionado le da en la cara estornuda pensamientos y si llueve se le moja la cabeza.
A base de levantarse por las mañanas, hizo de la dirección de arte una profesión, de la ilustración un premio y de la fotografía una pasión.